viernes, 21 de noviembre de 2014

ALDOUS HUXLEY ENTRE «SHAKESPEARE Y LA RELIGIÓN»: A MEDIO SIGLO Y UN AÑO DE SU MUERTE.
     El 22 de noviembre de 2014 se cumplen 51 años de la muerte de Aldous Huxley. A medio siglo y un año del adios de nuestro visionario intelectual a este mundo felizmente infeliz, viene bien recordar su entrega absoluta e incondicional a la reflexión purificada, al pensamiento "de-liberado" y a la invitación del subconsciente, concebidos como manifestación de estados superiores de conciencia a los que su creador aspira. Aldous Huxley necesita la escritura para vivir, como da fe en su prolija e inabordable carrera literaria, pero también la necesita para morir. El 21 de noviembre intenta escribir en su lecho de muerte un último artículo, «Shakespeare and Religion», pero debido a su deteriorada condición física, sin fuerzas si quiera para empuñar su estilográfica, recurre a la ayuda de esa misma tecnología que vaticinara en buena parte de su obra, y ha de ser con la ayuda de un magnetófono como empiece a dictarlo mientras su
Laura y Aldous Huxley en su hogar de Hollywood (1961)
segunda esposa, Laura, se dispone a grabarlo para su posterior transcripción. En la tarde noche Huxley se ve obligado a detener la grabación sin lograr su objetivo, completar el artículo. Aun así, inconcluso, sería publicado al año siguiente en la revista Show Magazine. Posteriormente volverá a ser publicado en el volumen VI de The Collected Essays, editado por Robert Baker y James Sexton, en 2004. Aldous Huxley cierra el círculo de su eterna creación literaria con la llave que un dios de la literatura, como Shakespeare, emplea para abrir o cerrar el pórtico del misticismo, paraíso o infierno de la historia de la humanidad.

Así comienza este artículo coda de su literaria vida: 

«Un nombre que es una palabra muy familiar, y una palabra que está en los labios de todos. ¡Qué simple y directo! Pero luego la inquisitiva mente empieza a hacer preguntas: ¿Quién era exactamente Shakespeare?, ¿a qué tipos de fenómenos aplicamos las palabras 'religioso' y 'religión'?»

Y seguidamente cita del poema «Shakespeare» de su tío abuelo, el poeta Matthew Arnold (1822 - 1888): 

«Others abide our question. Thou art free.
We ask and ask. Thou smilest and art still».
[Otros padecen nuestra pregunta. Vos sois libre. Nosotros preguntamos y preguntamos. Vos sonreís y guardáis silencio» (la traducción es mía)] 

 El artículo, con abundantes citas de Shakespeare, tomadas fundamentalmente de Medida por medida y La tempestad, queda in medias rex, pero con tal desenlace que bien podría tomarse como una evocadora y categórica conclusión: 


«Todos vamos por el buen camino hacia una religión existencial del misticismo. ¡Cuántos tipos de religión! ¡Cuántos tipos de Shakespeare!».


   
Nota escrita por Huxley con la petición de 100 mg de LSD
Al día siguiente, unas horas antes de su muerte, Huxley, exhausto, incapaz de articular palabra alguna, pide por escrito a Laura una dosis exacta y definitiva de LSD, 100 miligramos, que ella misma le inyecta. Y a las cinco y media de la tarde del 22 de noviembre de 1963, justo cinco horas y media después del asesinato del presidente Kennedy, fallece Aldous Huxley en su hogar, en Hollywood, con Laura a su lado recitándole al oído el Libro tibetano de los muertos, tal y como él también hiciera con Maria, su primera esposa. Aldous Huxley, a medio siglo y un año de su muerte, sigue renaciendo entre Shakespeare y la religión, entendida como misticismo, entre este nuestro mundo y el suyo, y ese otro de buenos auspicios. 

martes, 4 de noviembre de 2014

EL FIN Y LOS MEDIOS: ALDOUS HUXLEY, POLITÓLOGO ANTI POLÍTICO

     Aldous Huxley en su colección de ensayos El fin y los medios (Ends and Means: An Inquiry into the Nature of Ideals and into the Methods Employed for Their Realization, Londres, Chatto & Windus, 1937), ofrece todo un concluyente y práctico tratado acerca de los peligros y los males que engendra el poder adherido a la política y derivado de la misma. En este libro de unas 400 páginas repletas de juiciosas reflexiones e inspiradas ideas nos advierte que tanto el sistema político como el ciudadano que lo sustenta y soporta "seguimos utilizando los medios que hacen que los fines sean precisamente imposibles de alcanzar: guerra,
violencia, venganza y mezquindad". El título consta de 15 capítulos que examinan concienzudamente todos los pilares en los que se sustenta la actividad política y el poder derivado de la misma, así como la composición y el verdadero aguante de los mismos en una sociedad y en un mundo que posiblemente requiera de otro tipo de "pilares" y de "materiales". Estas son las bases de su estudio, con unas conclusiones, por desgracia, tan tristes, hace casi un siglo, como la deprimente gestión de nuestros actuales reputados políticos:

1. Métodos, caminos y puntos de partida contemporáneos.
2. La naturaleza de la explicación.
3. Eficacia y limitaciones de las reformas sociales.
4. Las reformas sociales y la violencia.
5. La sociedad planificada.
6. La naturaleza del Estado moderno.
7. Centralización y descentralización.
8. La descentralización y la autonomía [He aquí un vibrante ensayo sobre la naturaleza "enfermiza" del Nacionalismo].
9. La guerra [Tratado en tres partes].
10. Los trabajos individuales para promover reformas.
11. La desigualdad.
12. La educación.
13. Las prácticas religiosas.
14. Las creencias.
15. La ética.
     Hoy día muchos seres inocentes siguen muriendo y/o matando en nombre de Dios, de una ideología, de una "utopía", de una autonomía, en definitiva, de un falso "ideal". El capítulo nueve, estructurado en tres partes, explica y vaticina con gran sutileza y simplicidad fenómenos de actualidad sangrantes como el del Estado Islámico, la guerra civil de Ucrania en las mismas puertas de la Unión Europea, y, también, la insaciable sed nacionalista dentro de nuestra península, que disfrazada de pacifismo y tolerancia encubre otro tipo de guerra, según él "psicosomática", es decir, la fractura social en una u otra modalidad. Quedémonos, por el momento, con algún destello de esta obra, por si acaso logra hacernos reflexionar sobre nuestro verdadero lugar en el mundo y orientarnos hacia ese único país sin fronteras, sin dioses y sin guerras, pero con seres humanos de verdad, que se llama Tierra, porque "el fin nunca justificará los medios":

"Actualmente la idea política más poderosa es la del nacionalismo. Esta idea es la que presta justificación y la que transforma toda una serie de emociones, constituyendo la permanente motivación de acciones individuales y colectivas de la mayor importancia" .... 

El designio de la propaganda nacionalista moderna consiste en transformar el afecto normal del hombre por su patria en la veneración excluyente y feroz por la nación divinizada. Las disputas entre naciones están empezando a tomar ese aspecto inflexible y fanático, que fue característico en tiempos pasados del trato que se daban unos a otros los sectarios de los distintos grupos religiosos o políticos.

"Tanto el capitalismo como el nacionalismo son frutos de la obsesión por el poder, el éxito y la posición social" 

Para satisfacer sus ansias de significación y de valores, las gentes se inclinan hacia doctrinas como el Nacionalismo, el Fascismo, o el Comunismo revolucionario. Filosófica y científicamente, estas doctrinas son absurdas, pero para las masas de todas las comunidades tienen este gran mérito: atribuirle todo el significado y el valor que le han sido quitados al mundo como un todo [...] 

Y, seguramente, la más "práctica" de todas, adviértase que para Huxley "nacionalista" significa 'integrista', los talibanes de su tiempo era los nazis y el politburó soviético:

Esencialmente, todas las nuevas morales comunista, fascista, nazi o meramente nacionalista, se parecen mucho entre sí. Todas afirman que los buenos fines justifican los medios; y para todas, los fines consisten en el triunfo de una parte de la especie humana sobre las demás. Todas justifican el uso ilimitado de la astucia y de la violencia. Todas predican la subordinación de los individuos a una oligarquía gobernante, endiosada, que denominan 'el Estado'. Todas predican las virtudes menores, como la temperancia, la prudencia, el coraje y otras; pero todas desacreditan la caridad y la inteligencia, virtudes superiores sin las cuales las virtudes menores son meros instrumentos para hacer el mal con una eficiencia cada vez mayor."