lunes, 1 de febrero de 2016

LOS DEMONIOS DE LOUDUN
Fotograma de la representación realizada por la Opera Krakowska: www.opera.krakow.pl

     Ambientada en la época de Descartes y Galileo, la novela es un detallado relato histórico de posesión demoníaca. Sí, la posesión demoníaca de 16 monjas, con sus exorcismos y respectivas torturas brutales, seguidos de la muerte de un hombre inocente. En realidad no hay demonios, dado que toda esta escenificación inquisitorial responde a una persecución política mezclada de histeria sexual y paranoia religiosa de la época. Es una novela histórica basada en un hecho real. Huxley reconstruye atenta y esmeradamente, mediante el estudio y análisis de documentos y ensayos de la época, una trama aderezada de su propia impronta artística: estudio de lo sobrenatural, de la superstición religiosa, de la psicología, de la realidad, y, sobre todo, de la psiquiatría, el misticismo y la iluminación. Resulta especialmente destacable el apéndice del libro, donde Huxley expone el peligro potencial de la alucinación  y la trascendencia provocadas por distintas formas de intoxicación: el alcohol, las drogas, la sexualidad más primaria y, lo peor de todo, la intoxicación gregaria (herd-intoxication). En la manada, o en la masa, la individualidad y, por tanto, las responsabilidades éticas y personales fácilmente se diluyen, facilitando así el instinto de rebaño (herd instinct) que pueden generar y provocar la mayor perversidad y ruindad de nuestra especie. 
     Huxley también ofrece una visión psicológica, así como un análisis religioso e histórico de los acontecimientos que rodean todo este dramático suceso de exorcismo y tortura que tuviera lugar en la localidad francesa de Loudon, en el siglo XVII. En resumidas cuentas, para quienes hayan leído The Crucible (El crisol), de Arthur Miller, la historia puede resultarles familiar, aunque la novela de Huxley explora un escándalo religioso de otra magnitud. Los demonios de Loudun demuestra el fuerte vínculo existente entre nuestra sexualidad y nuestro comportamiento religioso. El inmoral sacerdote, Urbain Grandier, víctima y objeto principal de todos estos exorcismos, se convierte finalmente en un objeto de compasión en la medida en que acaba siendo víctima de la cruel y despiadada falsa moral de la iglesia de la época. Una historia de un Renacimiento tardío, aún aplicable, por desgracia, a nuestro tiempo.